Reglas

1.- Los prompts se publicaran cada domingo
2.- Cada historia deberá publicarse a más tardar a las 12:00 de la noche del viernes siguiente.
3.- Cada historia debe ser de un máximo de 750 palabras. (no incluido el título en su caso)
4.- Al aceptar el prompt, es necesario dejar un comentario en el mismo como compromiso de publicar la historia.
5.- Agregar a su post con la historia la etiqueta "cuento " y luego su nombre.

viernes, 22 de octubre de 2010

Mala suerte



-          -Solo falta que te eches para atrás a ultimo momento…
-          -¡A que no!
-         - Pinche “Verruga”,  eres un miedoso
-          -¡que no! ¡y no me digas verruga!

Flaco, con el rostro lleno de espinillas y con un palmo menos de estatura que la mayoría de  los chicos de su edad, “Verruga” no se caracterizaba precisamente por valiente. La verdad no creí que el pequeño adefesio hiciera acopio de valor para acompañarme y colarnos en la piscina del club, exclusiva para los niños “nais”, de carro del año en cuanto entraban a la prepa y vacaciones fuera del país cada verano.  Nosotros en cambio, cada verano marcaba el fin del trabajo de medio tiempo y el inicio del de tiempo completo. Ni hablar de moto nueva, mucho menos auto. Pero un día yo iba a ahorrar lo suficiente para comprarme un auto decente y entonces…

-       -   Y si hay bichos?- ¿ya dije que Verruga era un delicado? La enfermera de la escuela lo llamaba hipocondríaco. Cuando él me preguntó que significaba, yo le dije que era algo para lo que no tenía dinero.

-        -  No hay bichos! No ves que cambian el agua casi diario?  Como si no me hubiera hartado de tallar cada tercer día toda la alberca el verano pasado, y de estar echando quien sabe que tantos químicos y cosas raras al agua. Ve tú a saber si al rato no se les cae la carne de tanto bañarse en eso. Tranquilo, es el agua mas limpísima del mundo – añadí al ver la cara de horror de Verruga. Ya se estaría imaginando los cuerpos, separada la carne del hueso como una gran olla de sopa de pollo. Ugh. Ok, hasta a mi me dio cosa.

Con la plática corto se nos hizo el camino, y ya en el club nos metimos por el hueco entre los setos que descubrí  cuando trabajaba ahí. Crucé los dedos para que aún no se hubieran dado cuenta y puesto algún otro árbol o de plano la continuación de la cerca, pero por una vez parecía que la suerte estaba de nuestro lado.

En el mismo seto escondimos los zapatos y la ropa que llevábamos atada en las toallas, y ya listos nos acercamos a la alberca.  Verruga parecía ratón asustado y casi me arrepentí de no haber invitado a otro. Pero el pobre casi no tenía amigos. Ni modo.  ¡Al agua vas, Verruga! Le grité al momento de empujarlo, y el cómico grito de niña se cortó cuando el agua cubrió mis oídos, habiéndome lanzado tras él. No vaya a ser que no sepa nadar y ¿qué hago yo con un muertito?

No había mucha luz, y solo se distinguían los bordes de la alberca por los focos que estaban a ras del suelo todo alrededor. Cerré los ojos y me imaginé que la alberca era mía, que cuando saliera podía entrar directamente a mi casa, donde me estaría esperando un baño caliente y una cena, y una cama bien cómoda, en mi cuarto con televisión…- ¡pinche Verruga! ¡fíjate por donde nadas!- lo empujé, enojado de que hubiera chocado conmigo e interrumpido mi sueño.

-¿Qué dices? – me contestó él desde el otro lado de la alberca. Me le quedé viendo sin entender, y rápido me di la vuelta para ver quién era el (o la) que estaba nadando con nosotros sin hacernos ruidos.

Entonces fue que me di cuenta que de muertito uno no nada boca abajo, a menos que esté muerto de verdad. Le di la vuelta al cuerpo que acababa de flotar a la superficie de seguro, porque no lo habíamos visto antes.  La limpísima alberca ya no estaba tan limpia, con el cadáver de la chica y la bilis que vomité junto con mi cena al reconocerla.

El verano pasado, la princesita de papá se la pasó todos los días en el club. Siempre con ropa cara. Siempre con un montón de “amigas” que en cuanto se alejaba empezaban a destrozarla, todas con envidia y luego la cara falsa. Nadie piensa que el que limpia la alberca y recoge su tiradero pueda escuchar lo que dicen.

A veces, cuando estaba sola y parecía que estaba pensando, hacía gestos con la boca como si hubiera comido algo amargo. Y entonces buscaba otra de las viborillas, como para no estar sola y pensar.

Ahí muerta, su rostro estuviera completamente relajado, y hasta sonreía Como si le hubieran quitado un peso de encima.

Prometimos no hablar nunca de eso y huimos.

2 comentarios:

Magnolia dijo...

¡Me encantó!

Néstor Daniel dijo...

divertido y entretenido!! desenfadado. Muy bueno!